2024-03-28T10:57:37Zhttps://www.tdx.cat/oai/requestoai:www.tdx.cat:10803/25602023-06-09T09:40:49Zcom_10803_1col_10803_96
nam a 5i 4500
1970-2000
Dibuix
Dibujo
Drawing
Animals en l'art
Animales en el arte
Animals in art
Art contemporani
Arte contemporáneo
Contemporary art
Avantguarda (Estètica)
Vanguardismo (Estética)
Avant-garde (Aesthetics)
Art conceptual
Arte conceptual
Conceptual art
Minimal art
Arte minimal
Natura en l'art
Naturaleza en el arte
Nature in art
Memoria del "Goldfish": Presentación y Representación del animal en el dibujo occidental de finales del siglo XX, La
[Barcelona] :
Universitat de Barcelona,
2011
Accés lliure
http://hdl.handle.net/10803/2560
cr |||||||||||
AAMMDDs2011 sp ||||fsm||||0|| 0 spa|c
8469005820
Salamanca Angarita, Óscar Mauricio,
autor
Tesi
Doctorat
Universitat de Barcelona. Departament de Pintura
2005
Universitat de Barcelona. Departament de Pintura
Tesis i dissertacions electròniques
Córdoba Benedicto, Jaime M. de,
supervisor acadèmic
TDX
El animal ha estado presente en el laboratorio a partir del siglo xx. Ya sea en la investigación científica, en el debate político o en la exploración artística, el animal ha carecido de refugio, es la víctima propiciatoria de todos los sacrificios contemporáneos.<br/><br/>Sin la función exploratoria que las vanguardias adjudicaron al arte poco o nada habría que documentar de tales operaciones. La figuración plástica, por otro lado, ha afianzado su proximidad en los diseños derivados del industrialismo tardío. El pop como escuela última del siglo pasado ha visto explotar las hibridaciones entre imagen pictórica y mediática. El siglo xx fue el siglo del triunfo de la imagen visual. La profusión de imágenes ha saturado la visión y sustituido al mundo por su representación.<br/><br/>La gráfica en el arte de finales de siglo cobraría una inusitada preponderancia por sobre las expresiones pictóricas. El arte conceptual y los minimalismos ejercieron una fuerte influencia sobre los estilos emergentes atrajeron una mayor atención hacia aspectos estructurales y sistemáticos de la práctica del arte. Hacia principios del siglo XXI el estatuto contemporáneo del dibujo es de primera relevancia respecto a otros recursos.<br/><br/>Poco queda ya de las identidades clásicas, nada, a decir verdad, de los géneros pictóricos donde las presencias animales hallaban clara pertinencia. El código genético es el trazo definitorio de las identidades en el siglo XXI. Ni la naturaleza muerta, ni el paisaje, ni el retrato con animales subsisten más que como formas paródicas. Los individuos del finales del siglo perdían toda relación de permanencia y trascendencia. En ese proceso fueron desfigurándose y desmaterializándose como la misma sustancia de la obra artística. Devenido discurso el arte tendría que volverse por un lado autorreferencial y por el otro una aplicación comunicativa.<br/><br/>No hallamos más a la naturaleza en nuestro entorno. El arte del siglo XX fue urbano, artificial, abstracto, sintético, teórico y, finalmente, sarcástico. La imagen de la naturaleza pasó a ser un tópico romántico trascendido y obsoleto; un lamento nostálgico. La sobre explotación de los recursos naturales aunada a la depauperación de las regiones rurales del planeta, particularmente en regiones extensas del tercer mundo, ha generado una actitud catastrofista hacia el programa desarrollista de occidente y se plantean más dudas que certezas frente al destino de múltiples especies animales y vegetales. El imaginario tradicionalmente prolífico y virtuoso de la naturaleza como abundancia inabarcable y como fuente de secretos y maravillas se ha trocado en una visión apocalíptica de fin de la vida.<br/><br/>La creciente preocupación en torno a la degradación acelerada de la naturaleza ha conducido a una conciencia política y civil de la ecología como postura ética y cultural de vanguardia. En correspondencia con el ecologismo desde el arte se ha hecho presente una actitud de reinterpretación de lo natural, ya no por medio de la imitación figurativa, sino como correlato cultural elíptico.<br/><br/><br/>Por ello, la presencia de los animales en el arte de las últimas décadas del siglo XX plantea paradojas interesantes. No son el tema central de tal práctica, a decir verdad ningún tema lo fue; son agentes de extrañeza y de descentramiento. Son un sujeto aparentemente banal, periclitado en la historia, pero abandonado al margen de mitologías y utopías ancestrales. Los grandes imaginarios zoológicos de claras connotaciones al culto han perdido pertinencia en un mundo tecnificado y mediatizado. Por otro lado ese espacio salvaje del mundo animal, como instinto y naturaleza pura, ha sido neutralizado por la práctica psicoanalítica. Es propio de la civilización actual no hallar otros referentes que los antropocéntricos. El estatuto animal ha sido degradado a la domesticación e incorporado a la cadena productiva. Lo animal es excesivo y excedente: un suplemento irracional sin lógica en el diseño de la civilización futura.<br/><br/>La calidad espiritual del arte contemporáneo es débil, porque la sociedad que lo produce tiene un alma confundida. Las formas animales, tradicionalmente arquetipos de valor y conocimiento, nos son tanto más extrañas cuanto más manipulables y desintegradas nos parecen. Buscar un lugar para su manifestación en el arte necesariamente demanda una reconsideración de los procesos culturales de interpretación del mundo como un espacio donde aún tenga cabida la dimensión espiritual.
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