INTRODUCCIÓN. El retraso diagnóstico de la candidiasis invasiva es un problema por la alta mortalidad de esta infección. Los ”scores” predictivos utilizados habitualmente para identificar a aquellos pacientes que desarrollarán candidiasis invasive selecciona una gran cohorte de pacientes de alto riesgo, de los cuales muchos de ellos jamás desarrollarán la infección. La aplicación de estos ”scores” clínicos implica un sobreuso de antifúngicos, lo cual tiene consecuencias para el paciente, para el gasto hospitalario, y para la epidemiología de la candidiasis invasive. Estas consecuencias pueden ser modificadas mediante la aplicación de programas de Antifungal Stewardship en el hospital. En una primera generación de antifungal stewardship se ha reducido entre 250.000 € y 370.000 € por año en un hospital terciario a través de recomendaciones y auditorías sobre el uso de antifúngicos, sin menoscabar la calidad asistencial del pacientes ni aumentar la mortalidad. Sin embargo, la solución al sobreuso de antifúngicos solo es parcial, y los clínicos no tienen la suficiente confianza para retirar tratamientos antifúngicos en pacientes de alto riesgo. El desarrollo de las técnicas diagnósticas independientes de cultivo ha emergido como herramientas prometedoras para el diagnóstico precoz de la candidiasis invasiva. Sin embargo, en este contexto hay muchas limitaciones, principalmente relacionadas con su baja rentabilidad cuando se usan de manera. individual y por el gran número de falso positivos que presentan contribuyendo también, por su parte, al sobreuso de antifúngicos Sin embargo, los biomarcadores de candidiasis invasive todavía no han sido evaluados adecuadamente como herramientas de exclusión de candidiasis invasive ni como complementarias en los programas de antifungal stewardship...